La casa nueva está en mí, en mí ya mora.
Y no es casa en reforma, sino de nueva planta,
con excelente tierra para poner a almanta
semillas de un distinto jardín donde se ahervora
la cosecha futura y el singular presente.
Canta un gallo a lo lejos, en plena madrugada.
Pero al compás, cercana, sin fililí la echada
de una perdiz se escucha broznamente.
Se la siente indignada, contrariada, furiosa,
pues conoce muy bien a ese gallo Morón
que vencido en la lucha aún conserva su orgullo,
y equivocado canta para la recelosa
gallina peleona que desde mi balcón
veo con la perdiz. Mientras, oigo un maúllo…