Tengo celos de mi, de ese otro yo
a quien querías y que nunca, nunca
me presentaste, a quien ninguno oyó,
el que ha dejado mi autoestima trunca.
Tengo celos del sol porque calienta
tus femeninos sueños y ambiciones
guiando hacia las sombras mi avarienta
ilusión de caderas sin cañones.
Tengo celos de mi, pero te digo
que ese yo de quien hablas ya no existe,
que como pago a su ceguera triste
por torpeza de amor sufre el castigo
de quien no supo ver felicidad
tras las tinieblas de la soledad.